17 de mayo de 2010

David contra Goliat




José Trepat


Es innegable que el gobierno argentino no tiene una buena imagen en el mundo. Y aquí es necesario puntualizar bien el concepto. Decir que el gobierno tiene mala imagen no significa que Argentina, como país, merezca los mismos calificativos, ya que como suele decirse, un gobierno pasa y el país queda.

Quienes vivimos fuera de Argentina pero nos interesa todo lo que ocurre allí, recibimos continuamente mails y testimonios que no hablan muy bien del matrimonio en el que Cristina Fernández lleva la banda presidencial, y su marido Néstor Kirchner, la batuta con la que dirige una sinfonía que cada vez desafina más.

La corrupción y las componendas políticas llegan a superar incluso a las que se dan en España, y eso ya es mucho decir, valga esto para dejar en claro que no nos mueve ninguna intención patrioteril, sino que juzgamos el comportamiento de los individuos que manejan nuestros destinos, y de quienes intentan hacerlo prometiendo recetas mágicas.

Lo que se percibe a flor de piel es que la soberbia y la desmesurada ambición de poder por parte de la pareja gobernante y su pandilla de funcionarios a cual más enlodado, han hecho estragos en una Argentina muy castigada por quienes no están a la altura de un país tan ubérrimo y exportador de materias primas y también de mentes brillantes que se destacan allá dónde van. Por lo menos una mayoría apreciable, claro que no todos.

Es loable que los mails y testimonios provengan justamente de los propios argentinos, que ven acercarse la fecha en que podrán cambiar de gobierno a través del voto, aunque ronda el escepticismo dado que la oposición está fraccionada y los Kirchner parecen controlar los resortes del poder.

Los regímenes autoritarios no suelen ver con agrado que la información circule libremente sin que puedan evitarlo, tal como ocurre en la actualidad gracias a Internet. Así fue como muchos nos enteramos de que un libro sobre el lado oscuro de la vida de Néstor Kirchner estaba vendiéndose como pan caliente en Argentina.

En un correo electrónico se nos decía que la obra en cuestión, titulada El Dueño, un trabajo de investigacion del periodista Luis Majul, había sido “retirado de las librerías por orden del gobierno”. Esto sonaba a dictadura y contrario –obviamente- a lo que puede entenderse como libertad de expresión. Agregaba el mail que Majul decidió distribuir gratuitamente su libro a través de Internet.

Puestos a indagar, encontramos un artículo del diario Perfil, en el que Majul precisa que el gobierno ordenó la compra masiva del libro para así romper el stock e impedir que la obra llegara a manos de los lectores. Si esto es así, Majul puede estar muy contento pues ya se ha embolsado lo que le corresponde por derechos de autor y bien puede mostrarse generoso al colgarlo en la red para su distribución gratuita.

"El dueño" ya estaba en Internet al alcance de cualquiera pero esto le viene de perillas para que se hable más de su libro, del cual sin habrá una segunda parte, con el terreno ahora bien abonado para su venta masiva.

Por el lado del gobierno, esta decisión –de ser cierta- es un craso error, un caso más de ceguera política que no sirve para nada, como el ridículo intento de la presidenta Cristina por promover el consumo de carne porcina en desmedro de la vacuna, adjudicándole propiedades milagrosas para una mejor función sexual. Su “gracia” recorrió el planeta, pero como un ridículo sentido del humor expresado por alguien que no tiene gracia y cree que quienes la escuchan son estúpidos.

Si los hechos denunciados por Luis Majul en su libro son falsos, quien quedará como un mentiroso será él. El gobierno solo puede refutarlo o ignorarlo; en cualquiera de los dos casos saldrá perdedor.

*

No hay comentarios: