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29 de agosto de 2010

¡Mejor imposible!

Con las textuales palabras del título resumió nuestra "hormiguita viajera", protagonista una vez más de la sección VIAJES de este blog, su visita de una semana a Menorca, la menor de las islas Baleares, a solo 30 minutos de avión desde Barcelona.

En esta ocasión, ella y su compañero de viaje, el ínclito JM, optaron por una excursión compartida con un grupo de amigos que se complotaron para alquilar una casa y compartir techo, mesa y sobre todo, el sol que los "castigó" durante toda su estadía.



Alejada de la contaminación que conlleva la cercanía de las grandes urbes, la pequeña isla todavía agreste en gran parte de su extensión, recibió al grupo de turistas en vacaciones, con lo mejor que puede ofrecer: un sol luminoso y aguas absolutamente cristalinas.


Según nos relató la impenitente viajera, ninguno recordaba haber visto tal transparencia en las aguas del Mediterráneo, que llegan mansamente a las pequeñas y tranquilas playas llamadas calas, o sea muy pequeñas entradas del mar que circundan ya sea acantilados de poca altura o frondosos bosquecillos que dan al agua un increíble color verde esmeralda.

En esas aguas -cuenta la viajera- tuvieron ocasión de observar nitidamente numerosas variedades de peces de colores, algunos de tamaño considerable, con solo colocarse unas antiparras y sumergirse pocos centímetros. Los peces no huían sino que los rozaban casi, como dándoles la bienvenida.


Agrega la viajera que fue un acierto haber alquilado anticipadamente un automóvil -que los esperaba en el aeropuerto a su llegada- y así poder visitar bastantes calas, aunque el tiempo no les alcanzó para hacerlo con todas.


Al igual que en el resto de España durante esa semana, en Menorca hizo mucho calor, pero eso no representaba un problema sino todo lo contrario, pues tenían el agua de mar a "dos pasos". Incluso en las noches cálidas aprovecharon la piscina que tenía la propiedad, un aditamento más para que la estadía fuese perfecta.



A diferencia de su hermana mayor, Mallorca, lugar de veraneo de la familia real española y del jet set internacional, Menorca puede recorrerse rapidamente si tenemos en cuenta que hay solo 50 kilómetros de un extremo a otro.


El alojamiento del grupo estaba situado justo en la otra punta de la capital de la isla, Mahon, que por circunstancias diversas no alcanzaron a visitar.


El blogger, o sea, quien escribe estas líneas, olvidó comentarle con antelación que Mahon tiene un valor que podríamos llamar sentimental, pues el abuelo paterno de la viajera estuvo allí recluído en un campo de concentración franquista durante la Guerra Civil, y tal vez se conserve aún alguna placa o rastro de esa época.

En la breve conversación que pudimos mantener con la viajera, nos contó que desde los promontorios que están en la costa pueden verse espléndidas puestas de sol, como las que muestran las fotos adjuntas.


Una vez más, la viajera nos ha permitido compartir vivencias en el marco de su peregrinaje por sitios a los que no suele volver, porque, habiendo tanto para conocer, ¿por qué repetir escenario? Estamos de acuerdo.


París, Londres, Roma, Amsterdam, Florencia, Pisa, Venecia, Roma, Duvronik, Bruselas, Brujas, Gante, Egipto con sus pirámides y el Nilo, Praga, Viena, Budapest, Bosnia, Cubells, Burgos, Artesa de Segre, etc., son sitios ya hollados por la hormiguita viajera y el ínclito. ¿Cual será el próximo?


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1 de abril de 2010

Nuestros seguidores siguen de paseo

Ahora, por Servia y Herzegovina, países a los que la guerra de los Balcanes por suerte no pudo borrar del mapa.

A veces, a poca distancia de donde vivimos, se encuentran lugares fascinantes, alejados del turismo jet-set. Solo hay que descubrirlos.







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28 de marzo de 2010

¿Crisis?

La crisis no parece amilanar a nuestros seguidores que, aprovechando el receso de Semana Santa, llegaron hoy mismo a Croacia, o más precisamente, Duvronik, "la perla del Adriático",
desde donde nos acaban de enviar estas fotos desde su PC portátil. ¡Viva la tecnología!













"Ninguna crisis es eterna", piensa probablemente uno de los conspicuos viajeros.

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21 de agosto de 2009

Una semana en Italia y nos lo cuenta

La seguidora que tenemos identificada con el mote de La hormiguita viajera ha hecho honor a su promesa y en una charla informal nos ha relatado su paso por algunos sitios emblemáticos de la geografía italiana a lo largo de siete días, demasiado pocos para tanto que hay que ver.


Consciente de lo exiguo del tiempo, la viajera se apresura en aclarar que esta breve visita no ha sido más que un aperitivo del banquete de arte, historia y cultura que piensa darse si el futuro le ofrece otra ocasión de profundizar sus conocimientos in situ de una de las cunas de la civilización occidental.

Roma, Florencia, Venecia y Pisa desfilaron ante sus ojos como un caleidoscopio de imágenes que ahora debe procesar ayudada por fotos propias y textos que le permitirán ir asimilando mejor la esencia de todo lo visto, que ha sido mucho y variado.

Fiel a su condición de viajera trashumante –hoy aquí, mañana allá- la hormiguita aprendió seguramente algo más en esta experiencia: aplicar aquello de Lígero de equipaje, el título que el periodista y escritor escocés Ian Gibson utilizó para su libro sobre la vida del poeta Antonio Machado.

Desplazarse continuamente y bajo un sol abrasador, con una maleta que casi igualaba el tamaño de su portadora, no parece lo más aconsejable, pero de todas maneras se las ingenió para llegar siempre a buen puerto.

Durante la charla recordó con humor que en una visita a Londres, debió cargar con su pesada maleta mientras recorría los pasillos de la famosa National Gallery, pues no había un sitio para dejar el equipaje. Estamos seguros de que más de un flemático británico la miraría de reojo esbozando una leve sonrisa.

La gira por Italia comenzó en la Roma eterna, donde en medio del carácter extrovertido de los italianos y el caos del tráfico en las calles, sus rápidos pasos la llevaron a los lugares de máximo interés, el Coliseo y la Basílica de San Pedro.



Construido en el año 70 de la era cristiana, el Coliseo, quizás el icono de Roma por excelencia, invita al visitante a retroceder en el tiempo y pensar en su magnificencia cuando 50.000 personas eran testigos de los espectáculos y de las atrocidades que se cometían en su arena circular. Los combates de los gladiadores y de los cristianos ofrecidos a la voracidad de los leones, son imágenes inevitables que acuden a la mente cuando se pisan las mismas piedras que 2.000 años apenas han desgastado.

Nos cuenta la viajera que el Foro Romano, enfrente del Coliseo, le llamó particularmente la atención, por su extensión y porque sus ruinas permiten vislumbrar como era la vida en los albores de la historia de la cristiandad. “Pensar que por allí caminaban emperadores, tribunos y cónsules, quizás dónde yo estaba pisando en esos momentos”, dice.


En el Vaticano es obligada la visita a La Piedad, la maravillosa escultura de Miguel Angel y la Capilla Sextina, también obra pictórica suya. En su novela histórica La agonía y el éxtasis,
Irving Stone relata la vida de Miguel Angel y muchas páginas están dedicadas a la Capilla Sixtina. Su lectura es muy recomendable.
El turista que quiere exprimir su tiempo al máximo no puede dejar de subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro, aunque para ello tenga que ascender 500 escalones en espiral. La hormiguita lo hizo y desde lo alto tomó las consabidas fotos panorámicas de Roma.


Tampoco omitió la famosa Fontana de Trevi, en una pequeña callejuela lateral paralela a la Via Veneto. Cientos de turistas que pasan continuamente cumplen con el rito tradicional de colocarse de espaldas a la fuente y arrojar monedas con la ilusión de que alguno de sus deseos se cumpla. ¿Quién no recuerda en esos momentos la melodía y letra de Three Coins in the Fountain, inmortalizada por Frank Sinatra?.


Ah! Via Veneto.. ¿Como resistirse a la tentación de sentarse en la terraza de un bar y tomarse un capuchino, mientras se observa el desfile incesante de gente de todas las nacionalidades? Recuerdo que en un viaje a Roma, hace algunos años, se nos dio esa posibilidad y allí estábamos, yo con la ilusión de ver pasar a Alberto Sordi, Marcelo Mastroiani o ¿por qué no? a la mismísima Sofía Loren? En Roma todo es posible.

La viajera volvió a ver a Miguel Angel representado esta vez en la escultura de Moisés, en una pequeña iglesia de Roma, y paseó también por Piazza Spagna, otro de los imanes turísticos. Piazza Navona y Piazza del Poppolo, fueron capturadas por la lente de la viajera. Pero la ciudad de las siete colinas tiene más, mucho más; el tiempo no alcanza y hay que seguir con el plan de viaje.




Siguiente destino, Florencia, cuna del Renacimiento Italiano, que se extendió desde finales del siglo XIV hasta el 1600, época en la que Lorenzo de Médici se convirtió en mecenas de pintores y escultores. La viajera, al borde de la extenuación por tanto caminar bajo un calor sofocante, dedicó una jornada para conocer la escultura del David, de Miguel Angel, y la galería degli Uffizi, palacio convertido en museo, donde pudo apreciar La Primavera y El Nacimiento de Venus, de Botticelli.


Tanto arte reunido en un lugar relativamente pequeño como es Florencia realmente puede llegar a agobiar si no se dispone del tiempo suficiente. La viajera se sintió por momentos saturada de tanto arte, y es comprensible. Acota que seguramente pasó frente a la casa de Dante Alighieri, el autor de La Divina Comedia, pero no la vio. Pero lo que sí pudo apreciar es Florencia desde lo alto de la catedral, con el rio Arno y el Ponte Vecchio como fondo.



La escultura del David, que ahora se halla totalmente protegida en la Galería de la Academia, había estado expuesta hasta 1947 en la Plaza de la Señoría, dónde ahora hay una copia.

Un amable guía del museo explicó a nuestra viajera que para su realización, Miguel Angel recibió un trozo de mármol estrecho y muy alto, que llevaba varios años abandonado en la catedral de Florencia.

Para simbolizar la fortaleza, no sólo física del rey bíblico, Miguel Angel dio mayor volumen a ciertas partes del cuerpo, como la mano derecha con la que arrojó la piedra que abatió al gigante Goliat, y la cabeza, con ojos de mirada penetrante cargada de tensión, dijo el guía.

Como dato de interés, agregó que Miguel Angel, dio el último golpe de cincel a su obra, cuando tenía sólo 29 años. Previamente había esculpido La Piedad.


Desde Florencia, a una hora de tren, esta Pisa y hacia allí se dirigió para comprobar que su famosa torre seguía en pie. Claro que subió hasta la cúpula, venciendo la sensación de claustrofobia que producen esos lugares tan estrechos y cerrados.

Tras regresar a Florencia, volvió a empacar y al día siguiente llegó al sitio que superó sus expectativas: Venecia y sus canales.

“Es hermosa. Me encantó!”, comenta con satisfacción. Su primer destino fue la Plaza San Marcos, a la que llegó en el vaporeto, una especie de autobús que navega por el Gran Canal pasando por debajo del Puente de Rialto, motivo de gran cantidad de fotos para todos los turistas.




En la Plaza San Marcos subió al campanario, como no podía ser de otra manera, vio la fachada del Palacio Ducal y el Puente de los Suspiros. Tuvo suerte de que no era época de inundaciones, cuando la Plaza suele quedar bajo un metro de agua.
Dijo que emprendió el regreso por las laberínticas callejuelas en las que es muy fácil perderse, pero siguiendo los carteles que indicaban “Ferrovía”, la estación de tren, llegó sin inconvenientes a su hotel, próximo a la terminal ferroviaria.


Ya para entonces el agotamiento era total y los pies comenzaban a protestar por tanto esfuerzo, de modo que decidió no entrar en ningún otro museo o catedral que se le pusiera por delante. Es como si el banquete hubiese sido muy abundante y su apetito estaba saciado completamente.

Regresó a Roma viajando siete horas en un tren nocturno y, con los pies a la miseria, se dirigió al aeropuerto para aguardar la salida de su avión, siete horas más tarde. Italia había pasado a engrosar su larga lista de destinos turísticos, pero la hormiguita viajera es incansable y ya está pensando en algún lugar exótico, aunque con escala previa en Grecia.


“Ya que conocimos la cultura romana y anteriormente la egipcia, ahora nos toca la griega”, dijo al terminar la charla.

El Partenón la espera.
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7 de agosto de 2009

Una seguidora se va de viaje

Una seguidora del blog inició hoy una gira de vacaciones por uno de los países más hermosos del planeta: la maravillosa Italia.

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A lo largo de diez días y haciendo gala de su mote de hormiguita viajera, sus pasos habrán de llevarla a Roma, Florencia, Venecia y Pisa (rogamos para que la torre aguante la vertical).




Como no podía ser de otra manera, su equipaje incluye varios libros sobre el Renacimiento y la Historia del Imperio Romano.

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Es alguien que como persona se merece lo mejor, así que desde este espacio le deseamos que se lo pase de maravilla, y la comprometemos para que al regreso, nos relate su experiencia.

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¿Quién es?


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PD: ¿No da la sensación de que la mano de David es demasiado grande para tan poco........?



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